Fiestas

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PALO DE SAN JUAN

Preguntando a las personas de mayor edad de la población no recuerdan cuando surgió esta tradición, ellos lo han conocido siempre.            

El Palo se pone la noche de San Juan. Antiguamente se ponía en el centro de la plaza del pueblo, pues ésta era de tierra. Al pavimentarse la misma, se colocaba a las afueras del pueblo (en el parque).            

Los encargados de ‘plantar' el palo eran los mozos que se tallaban al año siguiente. Iban unos días antes a señalar el palo que iban a cortar, normalmente de aliso o castaño. La noche de San Juan lo cortaban y le traían a cuestas por los caminos, pelaban la corteza y lo untaban con sebo para que resbalase. Luego hacían un hoyo profundo en el suelo y se ayudaban  de sogas para izar el palo. La cogolla del palo no se pelaba y colocaban en ella productos típicos de la matanza, como chorizos, lomos, morcillas, etc...              En los días siguientes los mozos intentaban subir por el palo para hacerse con el botín, cosa dificultosa debido al sebo. Normalmente el palo medía de 10 a 12 metros de altura.            

Después de puesto el palo los mozos robaban alpacas de paja y las esparcían  por las puertas de las mozas casaderas para que por la mañana se levantasen temprano para barrer la paja.            

La semana siguiente los quintos se iban a vivir juntos a una casa e iban pidiendo con un burro y un gallo por todo el pueblo. Normalmente la gente les daba comida y bebida.            

El día de San Pedro se reunían otra vez para tirar el palo y le subastaban para hacer animales y el dinero que recaudaban se lo gastaban entre todos. 

En la actualidad, aunque ya no hay servicio militar obligatorio se sigue manteniendo la tradición de poner el palo y echar paja a las mozas. Lo hacen los mozos que en teoría deberían tallarse ese año. Los años que no había chicos, han mantenido la tradición las mujeres de esa edad, ayudadas por los quintos anteriores.